En los años previos a la crisis económica de 2008 la mayoría de las familias españolas se financiaba a través del crédito. El ahorro de los hogares apenas representaba el 5,9% de su renta disponible, lo cual era bastante preocupante. Sin embargo, la crisis y el miedo al futuro provocaron que tras la recesión la tasa de ahorro comenzase a crecer notablemente, hasta alcanzar un máximo histórico del 13,4% en 2009.
En 2015 los hogares españoles consiguieron ahorrar 27.182 millones de euros. Un año después, pese al mayor crecimiento económico y al aumento del empleo, el ahorro se redujo hasta los 21.024 millones. En 2017 la tendencia continúa. Este desplome del ahorro es significativo y extremadamente preocupante.
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